La Misa de Siempre
EL MOTU PROPRIO SUMMORUM PONTIFICUM ES UN RECONOCER LA GRAN TRADICIÓN LITÚRGICA CATÓLICA, DE LA CUAL LA IGLESIA NO PUEDE PRESCINDIR

*Textos de la reciente entrevista concedida por el Cardenal Antonio Cañizares Prefecto de la Congregación del Culto Divino al vaticanista Paolo Rodari:
RENUNCIAR A LA TRADICIÓN DEL RITO ROMANO SERÍA UNA TRAICIÓN
Creo que el Motu Proprio tiene un valor muy grande en sí mismo, y para la Iglesia y la liturgia. Si bien a algunos esto les disgusta, a juzgar por las reacciones que llegaron y que continúan llegando, es justo y necesario decir que el Motu Proprio no es un paso atrás ni un retorno al pasado. Es reconocer y acoger, con sencillez y en toda su amplitud, los tesoros y la herencia de la gran Tradición que tiene en la liturgia su expresión más auténtica y profunda. La Iglesia no puede permitirse prescindir, olvidar o renunciar a los tesoros y a la rica herencia de esta tradición, contenida en el Rito romano. Sería una traición y una negación de sí misma. No se puede abandonar la herencia histórica de la liturgia eclesiástica, ni querer establecer todo ex novo, como algunos pretenderían, sin amputar partes fundamentales de la misma Iglesia.
LA LITURGIA ES TRADICIÓN, LO QUE SE NOS HA DADO DE UNA VEZ PARA SIEMPRE
LA PASIÓN POR EL CAMBIO TODAVÍA NO HA SIDO SUPERADA
EL MOTU PROPRIO SE RELACIONA CON LA INTERPRETACIÓN QUE SE HACE DEL CONCILIO
El Motu Proprio Summorum Pontificum es un valor grandísimo, que todos deberíamos apreciar. No sólo tiene que ver con la liturgia sino con el conjunto de la Iglesia, con lo que es y significa la tradición, sin la cual la Iglesia se convierte en una institución humana que cambia y, por supuesto, también se relaciona con la lectura y la interpretación que se hace o se hizo del Concilio Vaticano II. Cuando se lee y se interpreta en clave de ruptura o de discontinuidad, no se entiende nada del Concilio y se lo tergiversa totalmente. Por eso, como indica el Papa, sólo una «hermenéutica de la continuidad» nos lleva a una lectura justa y correcta del Concilio, y a conocer la verdad de lo que dice y enseña en su totalidad y, particularmente, en la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la divina liturgia, la cual es inseparable, por lo tanto, de este mismo conjunto. El Motu Proprio, en consecuencia, tiene también un valor altísimo para la comunión de la Iglesia.
TENEMOS EL DEBER DE ACOGER LOS GESTOS Y ENSEÑANZAS DEL PAPA
El gran aporte del Papa, en mi opinión, es que nos está llevando hasta la verdad de la liturgia. Con una sabia pedagogía, nos está introduciendo en el auténtico espíritu de la liturgia (como dice el título de unas de su obras principales antes de convertirse en Papa).Él, ante todo, está siguiendo un sencillo proceso educativo que pretende ir hacia este espíritu o sentido auténtico de la liturgia para superar una visión estrecha de la liturgia que está muy arraigada. Sus enseñanzas tan ricas y abundantes en este campo, como Papa y también antes de serlo, así como los sugestivos gesto que están acompañando las celebraciones que preside, van en esta misma dirección. Acoger estos gestos y estas enseñanzas es un deber que tenemos si estamos dispuestos a vivir la liturgia de un modo conforme a su misma naturaleza y si no queremos perder los tesoros y las herencias litúrgicas de la tradición. Además, constituyen un verdadero don para la formación, tan urgente y necesaria, del pueblo cristiano.
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ESTÁN TENIENDO MUCHAS DIFICULTADES QUIENES USAN EL RITO EXTRAORDINARIO
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