martes, 17 de mayo de 2022

 𝐋𝐀 𝐀𝐏𝐎𝐋𝐎𝐆𝐄́𝐓𝐈𝐂𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐁𝐄𝐋𝐋𝐄𝐙𝐀 𝐘 𝐋𝐀 𝐋𝐈𝐓𝐔𝐑𝐆𝐈𝐀 𝐀𝐍𝐓𝐈𝐆𝐔𝐀.



La apologética de la belleza es una de tres formas de defender la fe católica y llevar a las personas hacia la conversión. Las otras dos formas son la apologética de la bondad y la apologética de la verdad. Expresan lo que los antiguos llamaban lo bueno, lo verdadero y lo bello, que deberían ser vistos por los cristianos como un reflejo de la naturaleza trinitaria de Dios.
La apologética de la bondad consiste en defender la fe y conseguir conversiones a través de una vida de santidad y virtud. Es decir, ganar a otras personas para Cristo y para su Iglesia llegando a ser santo.
La apologética de la verdad consiste en defender la fe y conseguir conversiones a través del uso de la razón. La apologética de la verdad lucha en los campos de batalla de la teología y la filosofía.
La apologética de la belleza consiste en ganar a otras personas para Cristo y para su Iglesia mostrándoles la belleza de la creación de Dios, a menudo a través de obras de sub-creación, como la literatura, las artes visuales, la música o la arquitectura.
En esta época hedonista y relativista en la que vivimos, la apologética de la belleza resulta a menudo la forma más eficaz de ganar a otras personas para la Fe. El hedonismo odia la santidad y la virtud y desprecia el ejemplo de los santos. El relativismo rehúye la razón objetiva, relegando la argumentación racional al nivel de la percepción subjetiva y sometiendo la verdad a la mera opinión.
El hedonismo no responde a la apologética de la bondad, pero puede ser atraído por el poder de la belleza. El relativismo no responde a la apologética de la verdad, pero puede responder a una epifanía de la belleza.
La belleza del mejor arte cristiano sigue siendo uno de los testimonios más eficaces de la misión de la Iglesia en el mundo. Ese arte habla por sí mismo y remite a la belleza de la Fe que lo inspiró. Cuando la ascendencia del progresismo comience a desmoronarse y a decaer, el mundo buscará de nuevo las Cosas Permanentes que han dado forma a la civilización a lo largo de los siglos. La Iglesia Católica es la encarnación de esas Cosas Permanentes.
Por eso Benedicto XVI ve la fuerza de la belleza en el rito antiguo, pero también aprecia la bondad y la verdad que hay en el corazón mismo de la liturgia tradicional. Es bella, pero también está llena de santidad y, teológicamente, expresa perfectamente la ortodoxia de la doctrina católica. Todo católico debería familiarizarse con la bondad, la verdad y la belleza de la liturgia tradicional.
Joseph Pearce*
*Escritor inglés establecido en los Estados Unidos, como catedrático de Humanidades en la Universidad Tomás Moro de New Hampshire. En su juventud, fue un ardiente defensor de ideologías de tipo racista y anticatólico, hasta su conversión al catolicismo en 1989. Es autor de numerosos libros traducidos al castellano, en particular biografías y estudios de grandes escritores católicos.

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