martes, 17 de mayo de 2022

 𝐔𝐍 𝐆𝐄𝐒𝐓𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐈𝐍𝐃𝐈𝐂𝐀 𝐋𝐀 𝐏𝐑𝐄𝐒𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 𝐑𝐄𝐀𝐋

Si la Santa Misa es la cúspide y el corazón de la Iglesia, es importante estudiar con detenimiento y amor lo que hace referencia a ella, para entender porque la Iglesia ha establecido gestos, pues lo sagrado y lo santo ha de tratarse santamente.
En la Misa de San Pío V desde el momento en que el sacerdote pronuncia las palabras de la consagración sobre la Sagrada Hostia, mantiene juntos su índice y pulgar en cada mano. Ya sea cuando eleva el cáliz, o pase las páginas del misal, o abra el tabernáculo: el pulgar y el dedo índice de cada mano se mantienen unidos. El pulgar y el índice no tocan nada más que la Sagrada Hostia.


Esta unión de los pulgares e índice, se efectúa hasta las abluciones, para evitar que la más pequeña partícula de la forma consagrada caiga de sus dedos. Indicando con este signo la gran reverencia a la Presencia Real de Nuestro Señor en la Eucaristía.
Recordemos que en cada partícula por pequeña que sea, se encuentra Jesús Sacramentado como lo define el Concilio Ecuménico de Trento: "Si alguno negare que en el venerable sacramento de la Eucaristía se contiene Cristo entero bajo cada una de las especies y bajo cada una de las partes de cualquiera de las especies hecha la separación, sea anatema".



Esto significa que el Señor está presente incluso en la partícula más pequeña de la Hostia que pueda caer al suelo. Así, la reverencia que le debemos al Santísimo Sacramento nos exige que tomemos todas las precauciones necesarias para que ninguna partícula, ni siquiera la más pequeña, quede expuesta a ser profanada de modo alguno.
En publicaciones posteriores compartiremos otros gestos de la Liturgia Tradicional que expresan la Fe en la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía.
A. M. D. G.




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